Mi corazón lloraba encogido en un pequeño rincón, contraído y ausente,  sentía un vacío en su lugar.

No comprendía porqué. Enfadada con el mundo y huyendo de todo, me dí cuenta que no solo huía de todo, sinó de mí, queriendo abrazar el mundo para sentirme mejor, deseando que los demás pudieran verme tal cual soy.

Me olvide de mí y eso me hizo olvidarme de vivir y de ser feliz.

Sentada a solas conmigo misma, encontré una chispa de luz, porque al llorar por lo que no tengo, me di cuenta que lo único que tengo y tendré solo será a mí misma, __los demás, y  por mucho que no queramos verlo, van y vienen_." Llegué conmigo misma y marchare conmigo misma"

Esa reflexión encendió una chispa que ilumino mi corazón herido por la falta de mi amor, pero fue suficiente para cuidarla y crear una gran luz que lo iluminó todo, mi corazón y todo mi ser.

Ahora, después de diez años puedo verme y mi luz me ilumina a mí y a otros , eso me hace poder verlos y sentirlos como seres iguales, sin diferencia, con amor y respeto y la libertad de amarlos tal y como son.

Amarme ha sido mi mayor regalo y eso es lo que tengo y eso es lo que puedo entregar a los demás.

Nunca desistas de buscarte a ti mismo, por qué vivir dependiendo de lo que piensen, digan o decidan cuanto vales, solo te aleja de ti, y te convierte en un ser vacío y necesitado de amor, entrando en juicios y en conflictos contigo y con tu entorno.

La felicidad es una opción y un estado, pero no es posible si uno no se siente bien consigo mismo.

2017 Uné Romero